Turno 1

Lo primero pa leer

Era la noche antes de comenzar la función. Se ultimaban los preparativos para que todo estuviera dispuesto. En la pista central Cerandal practicaba con su acordeón mientras Nevski, a voces, instaba a un inexistente público a que le tirase cosas a Cer. En las inmediaciones de la pista se encontraban Shagga, Sad, Gerold y Oberyn jugando al póker. Todos llevaban una buena tajada encima, excepto Gerold, que no quería emborracharse, por si el alcohol le hacía hablar cosas que no debían ser escuchadas. A pesar de que últimamente pensaba que Shagga, de alguna manera, sabía quién era y qué era. Llevaba un buen montón de billetes ganados, aunque la verdad es que era muy fácil cuando esos desgraciados iban tan mamados. En ocasiones, no le hacían ni falta sus poderes para poder ver sus cartas. En la última mano se dejó perder para no levantar sospechas. Shagga fue el ganador de la mano para desesperación de Obe e indiferencia de Sad.

—Toma, Chocolate. Guárdame estos billetes —le dijo a la cabra que andaba cerca mordisqueando unos vestidos—. Buena chica.

—Beeeeeeeee.

Antares había perdido su cama de clavos. Se había acercado a la mesa para preguntar si alguno la había visto pero al ver a Shagga dando de comer a Chocolate y acariciándola se marchó corriendo entre lágrimas. Esto no podía seguir así.


Lo segundo. Sip. Va en orden

Nevski estaba ronco de tanto gritar, necesitaba un respiro. Un respiro y algo más. Llevaba todo el día sin ver a Nica. Dejó a Cer con su insufrible espectáculo y se fue a buscar a Nod.

—Nooooood, amigooooo. Ven aquí, un abrazoooo.

Nod estaba descansando en su caravana, lo que menos esperaba era una visita de aquel psicópata.

—¿Qué cojones quieres? —contestó intentando no mostrar miedo.

—Nooooood, tienes que sustituirme en la pista. Ve a gritar al públicoooooo. ¿Vale?

—Ehmmm, sí, sí, claro. Ahora voy.

—Bien, amigoooooo.

Y Nevski se marchó contento a ver a Nica. Hoy le apetecía hacer algo diferente.


Lo tercero y tal

Cuando Nod llegó a la pista central el espectáculo era dantesco. Cerandal estaba subido a innumerables cilindros y tablas tocando el acordeón mientras Madelaf daba palmas al son de la música y Kerensky bailaba para ellos haciendo unos ruidos muy similares a los de alguien que se está ahogando. Aquello era infumable.


Lo cuarto. Es muy bonito

Nica estaba dando lustre a su látigo, se había manchado de sangre y otros fluidos. La puerta de su caravana se abrió muy despacito, casi sin ruido. Aunque ella estaba de espaldas a la puerta supuso que Nevski había llegado.

—Estabas tardando, perro. Recibirás un severo castigo.

Prácticamente no pudo más que abrir la boca de sorpresa al ver que su visitante presionaba su cara con un trapo húmedo. Cayó desmayada al suelo.

Al despertar se encontró en la zona de las jaulas de las fieras. Estaba atada, abierta de piernas y brazos, a uno de los aros por el cual los tigres saltaban. Los brazos se los habían atado con su propio látigo. Era indignante, ¡habían cortado su látigo para hacer esa barbaridad!

Entonces ante sus ojos apareció un león delante de ella. Andando sobre sobre sus patas traseras. No era un león. Era alguien disfrazado de león. El disfraz era de lo más ruin pero tenía que reconocer que se movía con cierta gracia mientras con una mano jugueteaba con su cola.

—Vaya, vaya. La dominadora dominada.

—Ja. Sé quién eres. Tu voz no se puede disfrazar. ¿Por qué haces esto?

—No, no. Nada de preguntas. Ahora te vas a quedar con tus amados tigres.

—Ellos nunca me harían daño. Lo sé, soy su ama —dijo Nica confiada.

—¿Seguro? —preguntó el disfrazado león— ¿También sabes que les he quitado la comida estas semanas?

Y el león accionó el mecanismo de apertura de la jaula y se marchó mientras con su garra se despedía de Nica. Los tigres salieron disparados y Nica, por primera vez en mucho tiempo, sintió miedo. Los animales se abalanzaron sobre ella. Empezaron a morderle las piernas y a arrancarle cachos enteros de carne mientras que Nica aullaba de dolor. Al poco tiempo Nica se convirtió en una fuente de sangre saliendo a borbotones. Y al final lo único que quedó fueron los brazos colgando del aro, aún atados por el inconfundible látigo de Nica.


Lo quinto digoooo cinco por el nanana te la hinco

Antares andaba conmocionado primero lo de Chocolate y después lo de Nevski. No lo había querido ni ver, pero allí estaban casi todos cotilleando y comentando el suceso. Él quería estar solo pero se encontró con…

—Hola, Antares. ¿Qué tal estás?

—Jodido. Esto va de mal en peor. No quiero ni pensar en…

Y sin darle tiempo a acabar la frase, su interlocutor sacó una espada y de un mandoble cortó a Antares por la mitad. Los gritos de Antares eran espantosos, le había seccionado del estómago para abajo. Los intestinos colgaban de las dos mitades de su cuerpo.

—Hala, cómo has puesto todo. Pero no grites tanto, jodío. Deberías estar acostumbrado a estas cosas.

Antares dejó de gritar cuando su atacante se quitó los calcetines y se los metió en la boca.

—¿Sabes lo que vamos a hacer? Voy a hacer picadillo tus piernecillas y vas a poder mirar como Chocolate se las come. Luego vendrá el resto del cuerpo. Vamos a ver cuánto se puede comer Chocolate. ¿Qué te parece? Hala, ahora vengo —y le propinó una bofetada mientras se iba con sus piernas al hombro.

Cuando volvió con Chocolate y una fuente con carne picada de las piernas de Antares encontró a lo que quedaba de su cuerpo emparedado por dos camas de clavos. Que suerte, no solo había encontrado la cama perdida, si no que le habían dado muerte con otra de regalo. Dejó la fuente en el suelo mientras Chocolate se lo comía y se fue a avisar a los demás.


Lo último de este turno

Theon se dispuso a ensayar para el número de mañana, era muy tarde pero con todo el jaleo que había en el Circo fue imposible hacerlo antes. Iba a practicar un número con Madelaf pero ésta había desaparecido como siempre. Al subir al trapecio descubrió un muñeco que colgaba de las múltiples cuerdas que colgaban de la carpa. Se acercó como si fueran lianas para descubrir horrorizado que no era un muñeco. Era Nevski con su maquillaje de payaso, ahorcado, embutido en uno de los trajes de tortura de Nica.

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